Con la tía, el novio y mamá. Pili, ayer a la tarde, luego de llegar a su casa.
Hace 15 días, al borde de la muerte, recibió un hígado nuevo. Anoche ya durmió en su hogar de Bella Vista. «Su evolución fue rapidísima por su gran voluntad», dijeron. Y ella agradeció: «Volví a vivir».
«Ahora estoy feliz. Es como que volví a nacer; no conozco nada de esta vida». Pilar Chávez, la joven de 19 años trasplantada de hígado dos veces en cinco días ya está nuevamente en su casa de Bella Vista junto a sus papás, hermanos y amigos. Ayer al mediodía, los médicos del Hospital Italiano le dieron el alta y destacaron su favorable evolución que llevó sólo 15 días, la mitad del tiempo de internación que demanda la recuperación de casos de similar gravedad. «Tuvo una muy buena recuperación, mucho más corta de lo que esperábamos», afirmó a Clarín Adrián Gadano, jefe de Hepatología del hospital, y presidente de la Sociedad Argentina de Trasplantes.
«El pos-operatorio de un paciente con hepatitis fulminante, de una gravedad similar a la que se encontraba Pilar horas antes del segundo trasplante, lleva entre tres y cuatro semanas, porque en general surgen complicaciones con el funcionamiento de otros órganos. En el caso de Pilar, hubo inconvenientes con sus riñones pero afortunadamente se pudieron resolver en poco tiempo. Ella tuvo una gran voluntad», amplió Gadano.
«Estoy ansiosa por ver a mis hermanos; estoy despierta desde las 5.30 y no me puedo dormir», dijo Pilar antes de dejar el hospital.
Parece increíble que hace dos semanas Pilar estaba en emergencia nacional y su vida pendía de un hilo. Es que fue trasplantada del hígado, pero se le tapó una arteria, el órgano dejó de funcionar y hubo que volver a esperar que llegara otro. La espera duró cinco días. En ese lapso, allegados publicaron una solicitada pidiendo un hígado, lo que abrió una polémica. Al final, el hígado llegó y Pilar fue retrasplantada, hecho poco frecuente: sólo ocurre en menos del 3 por ciento de los casos.
Ayer, cerca del mediodía, la chica dejó la habitación del Italiano, acompañada por sus padres, Germán y Magdalena, y evitaron los medios que desde el mediodía esperaron su salida por la puerta de calle Gascón, en el barrio porteño de Almagro.
En tanto, reunidos en la sala de Presidencia del Italiano, los médicos que le realizaron los dos trasplantes brindaron una conferencia de prensa. Dijeron que de ahora en adelante la vida de Pilar será muy distinta a la que tenía. «Su calidad de vida era muy mala, sufría una enfermedad potencialmente mortal. Ahora volvió a comer (de a poco irá incorporando cosas dulces, que en su vida pudo probar), a dormir seis o siete horas seguidas, algo que antes no podía hacer más de dos horas porque tenía que inyectarse glucosa. Pilar va a poder practicar deportes, casarse, tener hijos, todo gracias a la donación de órganos», enumeró Gadano.
Si bien su recuperación fue muy buena, en lo inmediato Pilar deberá mantener una serie de cuidados especiales. Durante lo próximos tres meses, por ejemplo, podrá ver poca gente y tratar de no salir de su casa. Después, de a poco, podrá ir incorporando actividades de una vida normal.
Pilar tiene dos hermanos, Salvador, de 16 años, y Tadeo, de 11. Y muchos tíos, primos y amigos que ayer la sorprendieron en su casa con emotivos carteles de bienvenida. Clarín habló ayer con su mamá, Magdalena: «Los infectólogos del hospital nos recomendaron que por ahora Pilar no tenga contacto con mucha gente, porque sus defensas están bajas», un argumento razonable para explicar por qué no habló con los medios.
Los médicos explicaron que Pilar está tomando una medicación específica para que el hígado se adapte totalmente, la cual en unos meses irá disminuyendo al igual que la frecuencia de los controles.
El jefe de la Unidad de Trasplante Hepático del Italiano, Miguel Ciardullo, destacó que el caso de Pilar «incentivó la causa de la donación de órganos» e informó que ese hospital «lleva 800 trasplantes de hígado realizados (en el país son más de 3.000), y tiene 120 pacientes esperando un hígado. Si los medios no hubiesen participado, Pilar no estaría de vuelta en su casa hoy».
Juan Pekolj, subjefe del servicio de Cirugía General, afirmó que «lo ideal es que no se difundan los casos ni los nombres de quienes esperan un órgano; los argentinos somos solidarios pero cada tanto necesitamos un empujón».
Fuente: Clarín
06/12/2009
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